Para ello necesitaremos únicamente dos elementos:
- Una superfície barata subceptible de ser rotulada: papel, cartón, o madera preferentemente. Aunque lo ideal sería una buena tapia, a poder ser de tocho vista.
- Un bote de pintura(a ser posible roja o negra) y una brocha gorda, o en su defecto un rotulador de los de poner los precios en los supers de barrio.
Una vez provistos de los elementos necesarios pasaremos a la segunda fase del proceso: la redacción del mensaje que se pretende comunicar. El texto debe ser conciso y preciso. Sin florituras. La sintaxis y la ortografía en este caso son elementos secundarios(el corrector de Word, ni tocarlo). Lo importante es que el mensaje llegue al mayor número de personas posible sin dejar lugar a equívocos.
Y finalmente se debe proceder a la rotulación del cartel. En esta fase es más importante la visibilidad del cartel en sí, que no pequeños detalles como la tipografía, la tabulación del texto o la precisión en el trazo. Ante todo se debe procurar que el cartel sea de gran tamaño y si no es posible haremos tantos carteles como sean necesarios para la correcta comprensión del mensaje.


Y nada más amigos, ya veis que fácil y barato es hacer en nuestra propia casa un cartel naïf para que todo el mundo sepa lo que le espera si se pasa de la raya. La semana que viene, un nuevo briconsejo. Agur, amigos.(Visto en un huerto del Delta del Llobregat)
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2 comentarios:
Cuando se antepone el por favor, que decir...¡¡¡
mas claro ,agua, jajajajajajaja.............saludos
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